miércoles, 2 de septiembre de 2009

Aforismos

Paremias que fueron naciendo sin pedir permiso hace un tiempo pero que yo no me sentía confiada de compartir demasiado pronto. No hay ninguna verdad ni ninguna pretensión de verdad en ellas; sólo son progenie de mi cabeza en momentos que había una computadora a mano, y como a todo recién nacido les falta abundante madurez. No tienen por qué ser compartidas o comprendidas; sólo están ahí y con eso me conformo.


I
Mis oídos se quejaban de que mis ojos y lengua no atendían las razones que ellos escuchaban con toda claridad. Mis ojos reclamaban a mis oídos y lengua que no veían por dónde iban y que por culpa suya ellos debían tropezar también. Mi lengua señalaba que mis ojos y oídos no se explicaban con claridad y sólo se prestaban a confusión. Así que arranqué mis ojos, corté mis orejas y mi lengua, y los eché lejos donde no tuvieran que soportarse mutuamente. Ahora yerran ciegos, sordos y mudos.

II
Mi sombra es inconformable. Siempre está insatisfecha de mí, aduce que le robo su luz. Iluminé la habitación para que ambas contásemos con luz en abundancia y que a ninguna le faltase, pero se quejó de que la luz era demasiado fuerte y la opacaba hasta hacerla desaparecer. Dejé entonces la habitación completamente a oscuras para que nada la opacase, y entonces se quejó de que entre tantas de sus iguales no se podía distinguir a ella misma de las demás.

III
No corrijas a obstinados y a estúpidos; menos se te ocurra hacerlo frente a terceros. Corre uno el riesgo de volverse el doble de obstinado y el doble de estúpido lanzándose como tal de cabeza contra una pared demasiado dura de entendimiento.

IV
Los hombres sinceros existen: ¡doble milagro, felicitaciones!

V
Hablemos de realismo: las más de las veces, ni los malos son castigados ni los buenos reciben recompensa. Hablemos de hipocresía: ¿por qué alguien más no hace nada para cambiar la realidad? Conversación entre el asiento y las asentaderas perezosas.

VI
Te aterra ser diferente a todos los demás. Me aterra ser igual a todos los demás. ¡Nos parecemos tanto, más de lo que quisiéramos tener que reconocer! Pero yo no necesito de la aprobación de nadie para ser cobarde.

VII
No dejes nunca de soñar. Ni dejes de vivir por soñar.

VIII
Friedrich Nietzsche afirmó en su Anticristo, como afirmaron y afirman tantos otros, que el Cristianismo comenzó y se terminó con la vida y muerte de Jesús de Nazaret. Nietzsche, a diferencia de otros detractores, era un genio ilustrado y un brillante pensador; pero no era cristiano, y por eso habían cosas que no podía por menos de ignorar. Seamos indulgentes.

IX
¡Tuyos sean mis defectos, espejo demasiado fiel!

X
Médico: no te pongas la túnica de Neso si su peso te abruma; no fue hilada para investir tu vanidad sino para envenenarla hasta la corrosión. No te halagues tanto asumiendo un compromiso que supera tus fuerzas, pues ello constituye una inmejorable muestra conjunta de arrogancia, imprudencia y estupidez.

1 comentario:

  1. No intentar comprender estos aforismos es muestra rotunda de que se gusta de recordarle la progenitora a la madre de toda inteligencia: la duda y la meditación; me parecen ingeniosos y las comparto, espero que en cuanto puedas, escribas más y nos las dejes aquí.

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