martes, 9 de marzo de 2010

9 de marzo

Porque ayer no tenía ni el tiempo ni francamente los ánimos de escribir esto.

Sin ir más lejos, pasaba por plaza Cagancha a la vuelta de la clase de idioma alemán. Me detuve un momento junto a la lona tendida de unos artesanos, de esos que hay por montones en cualquier plaza, donde una chica ofrecía unos lápices de color artesanales muy bonitos que hace tiempo quería comprar (con tan mala suerte hasta ayer que siempre que yo pasaba la chica no estaba allí). Mientras ella los guardaba en una bolsita, al otro lado de la calle atrapó por momentos mi curiosidad un puñado de gente aglomerada con pancartas y atendiendo a un discurso. Indudablemente: una manifestación en conmemoración del 8 de marzo, instituido como Día Internacional de la Mujer Trabajadora o simplemente como Día Internacional de la Mujer.

Por si no bastara la comercialización brutal de las festividades en honor a las mujeres (es la explosión de ventas de lavarropas y hornos por excelencia), encima de todo tuve que soportar a un grupete de feministas histéricas y resentidas criticando hasta por los codos y reclamando de todo menos semáforos en las esquinas difíciles de cruzar.

Sonreí para mis adentros, negué lentamente con la cabeza y seguí mi camino. Un poco después y casi llegando a la Intendencia, me cruzo con una marcha que ocupaba algo más de media cuadra y que caminaba en dirección expresamente contraria a la mía: más feministas histéricas y resentidas, con sus respectivos hombres lacayos. Subí el volumen al ipod y seguí caminando. Llego a mi casa y encuentro uno de los varios saludos que recibimos cada 8 de marzo. Muy bonita la postal, gracias.

Aclaremos una cosa: no me disgusta que tengamos un día conmemorativo lo mismo que no siento mayor disgusto cuando me saludan por mi cumpleaños de entre todos los días que el año tiene; pero entre la comercialización y el politiqueo apabullantes que plagan esas fechas preferiría no tenerlas, en honor a la verdad.

Exigen a gritos la igualdad de género, a pesar de nuestras diferencias inconfundibles e irrefutables, pretendiendo pasarla como equivalente a la igualdad de derechos - que es enteramente distinta. Reclaman el derecho a abortar, bien ignorando o bien mintiendo a los oyentes acerca de las nociones más básicas en materia de la biología humana, y omitiendo con extraordinaria conveniencia los riesgos severísimos de someterse a un procedimiento abortivo. Todo lo exigen. Todo, todo, todo... ¿Alguien ha escuchado una sola vez a una feminista dar gracias por algo? ¿Hablar de las cosas lindas y de la aventura maravillosa que entraña el ser mujer, en lugar de soltar retahílas en contra de esto y lo otro? Lamentablemente, yo no: he de conformarme cada 8 de marzo con el mismo numerito de alborotos poco elegantes. Prefiero sinceramente los saludos de esos fascistas esbirros del Patriarcado a las increpancias de las oh iluminadas 'mujeres modernas': me critican menos y me dicen más seguido que estoy linda o que soy especial (oh vanidad, ¡soy una ingenua muñeca-títere sirviendo los perversos intereses del Patriarcado!).

Primera lección de humildad, señoras: ninguna mujer lo es menos sólo por diferir respecto a la concepción que ustedes tienen de lo que significa ser mujer. Si nos gustan las familias grandes, es nuestro derecho. Si las hay que se sienten mejor quedándose en casa y atendiendo un hogar, así no sea yo quien lo comparta, es su decisión y su derecho. Tienen ustedes un concepto muy alto de sí mismas - demasiado alto. No es culpa nuestra su pobrísimo entendimiento de la femineidad, que nada mejor puede sino intentar en vano enjaularlo tras los barrotes de conceptos artificiales y limitadores. Las mujeres de verdad no necesitamos limitar con palabras la verdad inmanente que sentimos con y dentro de nosotras en cada momento: la sentimos y la sabemos nuestra - la sabemos nosotras.

Segunda lección de humildad: mucho cuidado con mentir. Si no saben no hablen de derechos y de la salud de las mujeres, no antes de informarse y aprender; y si van a mentir concienzudamente y a ser cómplices del negocio hiperbillonario de la industria abortuaria, mientan mejor.

Tercerca lección de humildad: quéjense menos de los humanoides masculinos y edúquenlos más y mejor. En materia de discriminación e irrespeto les hacen ustedes extraordinaria competencia, sólo se diferencian en discriminar 'al revés' a las otras mujeres (servirse retroceder a la primera lección).

Feliz 9 de marzo a todas las amargadas, resentidas y escandalosas poco elegantes de turno.

2 comentarios:

  1. Estos asuntos de los días "feriados" suelen ser así, que el día de las banderas, el día de la madre, del padre, etc. Sin embargo, de entre todas las festividades que me resultan hasta cierto punto molestas, es quizás la del 8 de marzo la que se lleva el lugar numero uno, mis razones son las siguientes, si se busca una igualdad debería de existir entonces un día del hombre también (aunque el otro día hablando con una feminista me dijo que todos los demás días eran de ellos, exceptuando el 10 de mayo también). En fin, a mi me tienen sin cuidado las feministas, no porque no sean dignas de ser escuchadas (hay una filosofa feminista llamada Martha Lamas y de momento no me ha parecido tan extremista).
    Coincido contigo en los puntos y comentar solamente que al menos aquí en méxico lo sucedido, bueno, no sé si hubo manifestaciones en masa (no dudo mucho que las haya habido), cuatro mujeres desnudas se presentaron a reclamar en la cámara de diputados por una causa que me parece factible, la matanza de mujeres en Ciudad Juárez (aunque no me cuadre mucho eso de ir desnudo con hacer una reclamación social). Además del caso de la primera directora en ganar un oscar, cuando hace un tiempo una literata ganó el premio nobel y no se le dio tanta difusión. En fin, que ellos y ellas se "hagan bolas" solos.
    Te dejo saludos.

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  2. Sí, supe lo de la manifestación. Creo que hasta se maneja la hipótesis de que en Ciudad Juárez hay una especie de "mafia" (no sé si sea la palabra adecuada) involucrada en la matanza sistemática de mujeres en esa ciudad. Salió incluso un documental en Discovery Channel donde hablaban pila de testimonios: parientes de desaparecidas, una superviviente, especialistas, etc... decían que hay mucho encubrimiento.

    Cada loco con su tema: a mí en lo personal ni me va ni me viene el desnudo del cuerpo humano pero hay gente que sí le choca. La reclamación era en buena parte legítima (no del todo, pero sí en varios de sus puntos) y a veces hay que gritar con todo para que las autoridades den pelota.

    Otros saludos para vos.

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