miércoles, 5 de mayo de 2010

Los vendepatrias de ayer, los moralistas de hoy

Ya venía en una disposición anímica no precisamente buena desde la mañana de hoy, con esto del paro de 24 horas que me hizo perder un día de clase; pero llegar a casa y enterarme de que el siguiente atropello de los terroristas amnistiados (cortesía esta vez del terrorista Julio Marenales) es ahora clausurar el Liceo Militar "General Artigas", en donde yo y tantísimos otros tuvimos la oportunidad y el privilegio de formarnos, fue un golpe durísimo y frente al cual no puedo por menos de responder de la única manera dentro de mis posibilidades, y que por tanto pretendo explotar hasta las últimas: NO CALLARME.

Dos cosas faltan a Julio Marenales para poder hablar con un mínimo de propiedad: la primera de ellas es haber vivido lo que vivimos quienes tuvimos el privilegio de pertenecer a la institución; la segunda, ejercer su derecho a diferenciarse filogenéticamente de los protozoarios apelando a la capacidad de razonamiento que, en teoría, debería caracterizar a nuestra especie. No sea modesto, Marenales, los protozoarios se lo agradecerán.

"Los muchachos tienen que estudiar con el pueblo y después hacer la carrera militar" afirma nuestro ilustre opinólogo, aduciendo que "Después, así como unos van a la Facultad de Medicina y otros a la de Arquitectura, ir a la Escuela Militar."

Ignora con notable conveniencia el hecho de que por algo nuestra educación contempla, siguiendo su propia línea a título de ejemplo, los bachilleratos diversificados que orientan a los estudiantes a ir ya barajando la posibilidad de abocarse a determinadas áreas específicas (sea que se dediquen en ellas al futuro o que terminen decantándose por otra); de modo tal que un estudiante que opta por un bachillerato de orientación biológica lo hace generalmente pensando en estudiar medicina, enfermería, veterinaria, agronomía, etc; asimismo, los hay que optan por una formación orientada a lo que serán carreras como ingeniería, física o matemáticas; o finalmente, una formación de carácter más bien orientado a las artes, las letras, o el riguroso ámbito de las leyes.

Ahora bien, ¿tiene esto algo de oprobioso, discriminatorio, ofensivo o contrario a la integración de los estudiantes de liceo que elijen una orientación determinada previamente a comenzar los estudios terciarios? Contemplando asimismo una línea paralela a la mención de los estudiantes que, egresados del LMGA, ingresan al ámbito universitario y no a la formación militar: ¿qué hay de los estudiantes que habiendo optado por un bachillerato de una orientación determinada, se abocan posteriormente a una carrera (o tecnicatura, o por qué no un oficio) totalmente desligada de dicha orientación? ¿Es esto causal de suprimir los bachilleratos diversificados?

El absurdo pretexto de Julio Marenales, que no obedece sino a una ambición de revanchismo que oscila incansablemente entre lo irrisorio y lo nauseabundo, tiene tantos cimientos como puede tenerlos el ladrido de un perro al que no se ha corregido oportunamente. Vayamos por partes:

El Liceo Militar se rige en el ámbito académico por los mismos planes de estudio que cualquier liceo civil (para lo cual depende de hecho del Ministerio de Educación y Cultura, sólo la parte financiera depende del Ministerio de Defensa), y si contempla la educación pre-militar para sus alumnos es porque está precisamente orientado a jóvenes que contemplen la posibilidad de seguir la carrera militar, del mismo modo que la formación biológica está pensada para estudiantes que barajan la posibilidad de estudiar medicina, agronomía o similares (sea que al final lo hagan o terminen cambiando de parecer por algo tan distinto como diseño gráfico). Es un liceo tan 'del pueblo' como cualquier otro, la formción pre-militar no tiene nada que ver en esto.

Marenales, nadie aquí nació ayer y este es un asunto muy serio como para hacer malabares con eufemismos tan mediocres como esos: su afán de revanchismo es tan perfectamente comprensible como en todos los de su calaña; haga pues el favor de decirlo abiertamente en lugar de hacer el ridículo con pretensiones tan ridículas y mal hiladas. "Los muchachos" sabíamos y saben muy bien qué formación queremos, no por nada el número de aspirantes desborda todos los años (tristemente) con creces la capacidad del LMGA. Su falsa conmiseración bien puede guardársela este pobre terrorista resentido, que poco ha sabido apreciar la generosidad con que se hizo la vista gorda a sus anteriores atropellos: quienes quieran optar por formarse en liceos donde hay que poner hasta policías porque los profesores tienen miedo de ir a dar clase, lo harán; quienes no, seguirán optando por formarse en un ámbito de disciplina y exigencia perpetua.

Julio Marenales puede bien esperar a su "momento oportuno" para plantearlo a los "veinte y pico de parlamentarios" de su mesa política; por cierto que sus amenazas caen tan en saco roto como las balas que disparó en los años '60, cuando tenía algo menos de prisa en discutir las cosas en un parlamento y más en meter sus ideas a prepo mediante la violencia armada. Por las armas lo derrotó el Ejército entonces; por la palabra lo volveremos a derrotar si hace falta en los tiempos que corren.

Cuando alguien amenaza a tu casa y a tu familia, no te sentás a negociar: lo combatís con lo que haga falta. El Liceo Militar "General Artigas" es una segunda casa para todos nosotros y no defenderla de la revancha bastarda de un cerdo agraciado por el gobierno - que no deja por ello de ser un cerdo - no es una opción.

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